Tuesday, 6 July 2010

Ruta 47 El Salvador: No basta rezar!

* TEXTO PARA PANORAMICA SOCIAL, JULIO 2010

¡El Salvador, impresionante! Ya hace algunos años que el Ministerio de Turismo salvadoreño se utiliza de este slogan como “Marca País”; parte del plan nacional de promoción turística en esta republica centroamericana. No raras veces la frase ha sido motivo de burlas entre los propios nacionales que apuntan los números de la violencia en el país – aparte de tantos otros dilemas sociales vigentes - como una razón tristemente mejor fundamentada para causar impresión que sus lagos y volcanes. Particularmente, creo que frente a los recientes y ya icónicos acontecimientos de violencia en la ruta 47 del transporte urbano en El Salvador, el país más que nunca merece este título. Sin embargo, frente a una de las primeras medidas aprobadas por el Parlamento salvadoreño al intentar responder al pánico y a la indignación de la nación, además de impresionante hay que se añadir otro adjetivo a la “marca país”: ridículo.


Si el suceso del día de 20 de junio en la capital del país fue absurdo, la reacción inmediata de las autoridades salvadoreñas es surrealista. La Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó la lectura de pasajes de la Biblia en todos los centros educativos del país previo al inicio de las actividades, como una forma de contribuir a la reducción de la violencia. La denominada "Ley para Autorizar la Lectura de la Biblia en el Sistema Educativo" alcanzó el apoyo de 46 de los 84 diputados representados en el Parlamento y fue aprobada el día 1 de julio. Por lo menos no contó con el respaldo del gobernante partido FMLN – el ex grupo guerrillero convertido en partido político con los Acuerdos de Paz de 92 (que puso fin a la guerra civil de 12 años), y que ha llegado históricamente a la presidencia del país el año pasado. Utilizándose del mínimo de sentido, el Frente consideró la ley una intromisión del Estado en la libertad de culto.


¿BIBLIA CONTRA LA VIOLENCIA?

No, no es broma. Han aprobado la lectura obligada de la Biblia como herramienta gubernamental para combatir el crimen y la violencia. Ni mismo el actual máximo representante de Dios en El Salvador, arzobispo José Luis Escobar Alas, lo toma en serio: “La lectura bíblica obligatoria en las escuelas no promoverá la paz como se cree, sino la división y la lucha religiosa” declaró.


La autoría de esta nueva ley, aprobada por los partidos PCN, ARENA, GANA, PDC, y el Grupo Independiente, fue una iniciativa del Sr. José Almendáriz, ex militar en los años 80, ahora diputado por el PCN y cristiano evangélico. Para Almendáriz – y no hay razón para creer que él la haya propuesto por otra motivación – la violencia en El Salvador es una cuestión de fe. "Todo ello (violencia-crimen-inseguridad) podrá superarse si reconocemos que debería existir una formación moral, tomando como base la lectura de la Santa Biblia".


Siete minutos de lectura bíblica diaria y sistemática en todos los centros educativos del país. Esa es la primera forma que se les ocurrió a los parlamentares de mi querido El Salvador para combatir la violencia que alcanzó niveles de horror y desespero. No, no es un chiste. Lo hicieran. El Salvador ya andaba sumido en crimen y homicidios y ahora al darse cuenta que este es un combate que no puede ser postergado se ha perdido con gran estruendo.


El pueblo salvadoreño se ha convertido rehén del miedo. Este, si ya era presente en el cotidiano, después de la “barbacoa humana” del día 20 de junio pasó a ocupar un lugar determinante en la vida del país.


VIOLENCIA INÉDITA

Para los que no acompañan noticias centroamericanas, los extremos de demencia a los que se ha llegado son evidenciados por el acto de barbarie cometido por una de las maras (gangs) del país. El domingo 20 de junio de 2010 ya ha entrado para la historia de El Salvador. Sobre la calle roma del Barrio18 de Mejicanos –una populosa zona en el extrarradio de San Salvador– un microbús de transporte público de la ruta 47 fue incendiado por miembros de la Mara 18 con todos los pasajeros que viajaban en su interior. Once salvadoreños inocentes, entre ellos una niña de un año y medio, que volvían a sus hogares sobre las 7:30 de la tarde fueron rociados con gasolina y luego incendiados vivos. Otras cuatro víctimas no lograron vencer las debilidades de la red de salud pública del país.


Ni en la guerrilla, ni en los escuadrones de la muerte se había visto algo parecido: rociar con gasolina y quemar deliberadamente a gente viva en plena vía pública. Pero esto acaba de pasar en El Salvador de la “paz”.

El debate sobre inseguridad pública a partir de la masacre del día 20 de junio alcanza un otro nivel y hace desfilar propuestas. El Presidente de la República, Mauricio Funes, ha calificado la barbarie como “acto terrorista” y sugiere, como respuesta, criminalizar la pertenencia a pandillas y bandas urbanas. El partido derechista GANA va más allá y recomienda implementar la pena de muerte. Para que se tenga una idea de cómo el absurdo en la ruta 47 ha afectado el imaginario colectivo, las señales más positivas en este momento de pánico es que el Ejército va a participar en la custodia y los accesos de los penales.


De todas las propuestas no razonables la nueva ley aprobada que obliga a las escuelas a la lectura de la Biblia no solo es inocua sino reveladora de la desesperación. Un terrible síntoma de incapacidad y mediocridad ante la fuerza de las pandillas.


Para el editor del sitio electrónico Salvadoreños en El Mundo, José Manuel Ortiz Benítez, “con la masacre de Mejicanos el modus operandi de las maras asciende a otro nivel. Pasa del acto meramente violento para aterrizar en el terreno de lo emocional, con el ojo puesto en desestabilizar el estado psicológico de la población”.

Fueron capturados ocho de los presuntos asesinos, pero si realmente la inconcebible acción era parte de una táctica de terror, entonces ha funcionado. Se ha decretado un período de luto nacional en honor a las víctimas, la bandera salvadoreña cuelga a media asta, la sociedad está consternada. No es exagerado decir que el episodio ha estallado, o hecho percibirse, que la institucionalidad del país, el Estado de Derecho, y la soberanía nacional están en juego.

Para combatir la violencia en El Salvador falta todo: estrategias, leyes para perseguirlas, autoridades con experiencia y voluntad política; lo único que no falta es fe.


1 comment:

Luis Antonio Monterrosa said...

Hey, Colega!!! Buena onda... le he dado vueltas a este acontecimiento... pero bueno... Hey... estamos armando un chunche digital sobre paz, conflicto y violencias ... y vuá poner un enlace hacia tu Blog...
Saludos!!!
(Luis Monterrosa)