Wednesday, 28 July 2010

¡Está consumado! Nada de injerencia del estado salvadoreño en el derecho a la fe

Está consumado. El Salvador es un Estado laico y la lectura de la biblia debe ser algo circunscrito exclusivamente a la familia y el templo, pues es una opción libre de cada ciudadano y no debe ser impuesto.

El presidente Mauricio Funes rechazó en el martes, 27 de julio, el decreto que obligaba la lectura diaria de la biblia en todos los centros escolares del país tras casi un mes de debate nacional. Funes remitió la Asamblea Legislativa su veto al Decreto Legislativo 411 por contradecir, al menos, dos artículos de la Constitución de la República: el Artículo 25, que establece la libertad de culto de los y las ciudadanas, y el Artículo 55 en su inciso segundo, que otorga a los padres de familia el derecho preferente de decidir la educación de sus hijos.

Me encanta el debate sobre religión. Desde una perspectiva filosófica, pasando por la sociología de la religión hasta el puro y sincero ejercicio de rituales y códigos, el discutir religión conforma seguramente uno de los más interesantes temas de la existencia. Nunca he entendido de donde han sacado el dicho de que “política, futbol y religión no se discuten”. Pocos asuntos pueden ser más encendidos, luego, necesarios.

Por esto mismo, El Salvador debería ganarse algún premio de reconocimiento internacional por estimulo al debate. Fantástico como en Macondo, “El Salvador, impresionante”, el pulgarcito de América ganó notoriedad durante el mes de julio por querer forzar la lectura de un texto religioso en su sociedad. Luego de haber sido escenario de un delirante caso de violencia (un ómnibus corriente del transporte urbano incendiado con todos sus pasajeros, vivos; victimas de una de las gangs que enferman el país), los diputados del país conseguieron la hazaña de aprobar una ley, en el marco de combate a la violencia (!), que quería obligar siete minutos de lectura de la biblia en todos los centros educativos del país. El decreto legislativo aprobado por los diputados de los partidos conservadores fue una propuesta de un miembro del Partido de Conciliación Nacional (PCN), el cristiano evangélico José Armendáriz.

Ya expliqué aquí: no soy ateísta. Al revés. Pero como ser humano del siglo XXI apenas me sorprende la capacidad de un Estado, de una nación entera, gastar tiempo, dinero, energía, con tantos problemas que hay en mí El Salvador, discutiendo una ley que es una obvia violencia contra el principio del estado laico, contra la libertad civil del derecho a fe.

¡Basta de discusiones retrogradas, retrasadas y casi medievales en El Salvador!

¡Basta de querer utilizarse de la fe sincera de los salvadoreños y salvadoreñas para un intento abominable de capitalización política!

Y la mediocridad en este debate parecía no tener límites. El domingo siguiente a la aprobación de este decreto, el Arzobispo de San Salvador, Monseñor José Luis Escobar, mostraba su oposición a la medida por su potencial peligro de fragmentar la comunidad educativa del país de acuerdo a sus creencias religiosas. Algunos pastores evangélicos acusaron a la Iglesia Católica de temer a la lectura de la Biblia porque los propios sacerdotes no la alientan entre sus feligreses.

Pero "gracias a Dios" prevaleció el buen sentido en El Salvador. Según el presidente, el decreto legislativo aprobado por los partidos de derecha (Arena, Gana, PCN y PDC) “es una clara violación al derecho fundamental de la libertad de culto”. Como alternativa al veto, la presidencia menciona que en iniciará un debate para incluir en el currículo escolar una materia de urbanidad, moral y cívica y la posibilidad de que se instruya sobre la Constitución de la República a los alumnos.

3 comments:

Unknown said...

¡¡¡¡¡BASTA!!!!
mol bé tot peró el final una mica "cheesy" ("pero gracias ...")
sans rancunes ;)

Aleksander Aguilar said...

aajaja, vale, no entendiste la ironia, campesine! voy a poner entre comillas para que quede mas claro.
petos

Unknown said...

añañañañañañaaaaaaññaaaa