Luiz Inacio Lula da Silva esta en El Salvador hoy. El, así como otros 13 jefes de estado, ademas de representaciones de alto nivel de 72 países, esta en nuestra patria chiquita para participar del acto de toma de posesión del nuevo presidente salvadoreño, Mauricio Funes, del FMLN.
El presidente brasileño fue la ultima autoridad internacional a llegar al aeropuerto del país ayer, pero, en este caso, realmente los últimos serán los primeros. Mas de 5 mil personas estarán, a partir de las 8h de la mañana (hora salvadoreña) en el Centro Internacional de Ferias y Convenciones para el acto de posesión de Funes, en un momento, efectivamente en el sentido mas estricto de la palabra, histórico. Esa sera la primera sucesión presidencial del país en que un grupo de poder entrega el gobierno de la nación a otro con fundamentos, por lo menos de matriz, diametralmente opuestos. El conservadurismo - que históricamente gobernó el país ya sea a través de dictaduras militares, o partidos de derecha - y es uno de los principales factores por los cuales El Salvador es un país donde 60% de la población vive en la pobreza, es el mas violento de latinoamerica y tiene mas de 3 millones de expatriados, hoy entrega el gobierno a la izquierda local. Una izquierda que hace menos de dos décadas era un grupo guerrillero radical, y que se ha convertido en un partido institucional después de mas de una década de guerra, armada, por justicia social, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Lula sera testigo de ese momento. Sin embargo, ademas de testigo, con toda la seguridad para Lula esta reservado un papel protagonista en esa nuevo capitulo de la historia El Salvador.
El nuevo presidente salvadoreño varias veces expreso que su modelo de gestión sera lo del presidente de Brasil. En la campaña electoral, el FMLN y Funes ha trabajado duro asociar su imagen a la de Lula; el pulgarcito de América, traumado de guerra y después de tantas consignas de “izquierda”, es muy receloso al hablar de socialismo y tiene el debate del centrismo, donde Lula es un icono, como un norte esencial de la teoría y practica política del país hoy. Y no solo Lula es un ejemplo que conviene, como también la esposa de Funes, Vanda Pignato, (hoy la primera dama y titular de la Secretaria de Inclusión Social) es una brasileña, nacionalizada salvadoreña, que ha militado en el PT (Partido de los Trabajadores) desde la fundación de la agremiacion hasta llegar a desempeñar importantes roles en la Secretaria de Relaciones Internacionales del partido brasileño,
Esas relaciones especiales entre Brasil y El Salvador son determinantes para la república centroamericana. Están en la base de lo que hemos estado diagnosticando hace dos años y justifican el interés académico y la investigación científica, precisamente enfocada en el ámbito de la memoria histórica, de la cooperación internacional entre los dos países. Pero también insta a muchas preguntas y análisis. Que sera de un FMLN si se inspira en la experiencia “petista” en términos de gestión de su base interna? Como los movimientos sociales, también a luz de lo que paso y pasa en Brasil, se relacionaran con un gobierno que utiliza la palabra izquierda para definirse (como elemento aglutinador de banderas sociales) pero quiere ser de centro (como practica de gestion gubernamental)? Que significan a final estos conceptos hoy y como eso incide sobre un El Salvador de esperanza renovada? El centro no es una panacea y Brasil y el PT, como obviamente Funes y el FMLN saben, tienen muchos problemas. Esa historia esta apenas comenzando.
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