Aprovechando que estamos en la semana de la Barcelona Poesia (con algunas actividades reinteresantes que pueden ser averiguadas aqui) - lo que me deja animado con el tema - y dado que la poesia salvadoreña ha ocupado los ultimos posts en ese blog, registro un otro nombre de la literatura de El Salvador.
Entre las frecuentes visitas a las pocas librerías de San Salvador, y entre un libro y otro sobre la guerra y las maras, encuentro con ese nombre, no conocido para mi, que firma el muy instigante “Poemas para morir en una ciudad sitiada por la tristeza”, de la editorial Palo Verde.
Destaco el poema abajo, intenso y apasionante, como es la poesia centroamericana.
Amo demasiado
la vida
y la construyo
destruyéndome a solas.
Siento fácilmente
el dolor
y me pongo al lado de los necios
esos nerviosos seres que balbucen
expresiones de amor o de reformas.
Odio
a conciencia
los golpes que el silencio da en las calles
los domingos
cuando los vivos escapan con sus hechos
y sus hachas.
Sigo
a quienes hacen lo que saben
a los que no piden la otra mejilla
ni le dan otro beso.
Sufro
con locura
por no haber dado trigo
en vez de estrofas.
1 comment:
"Odio (..) los golpes que el silencio da en las calles
los domingos".
Púchica! Isso é quase realismo fantástico! Sempre que leio esse verso me lembro do vazio que sentia, da solidão que insistia em visitar, até que às 19h meus companheiros de casa começavam a voltar da visita às suas famílias e isso sempre me aliviava. Era como um enorme susto que durava o dia inteiro, até que o coração se acalmava de uma vez. Sensação sufocante essa... que volta e meia eu sinto e me dá medo de que seja igual ao que já senti antes. É, El Salvador também me maltratou.
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