Sunday, 20 February 2011

Barack Obama en Brasil y El Salvador

Aunque aún falte mucho para establecerme con tranquilidad (¿será esto posible?) en el nuevo "environment", trato de retomar las contribuciones analíticas a los medios para los cuales escribo con este articulo sobre la visita de Barack Obama a América Latina que, además de Chile, se centra justo y coincidentemente en Brasil y El Salvador, entre los días 19 y 23 de marzo.


El articulo ha sido publicado en Panorámica Social, España, AQUI y en el Latin American Bureau (LAB), Londres, en ingles, AQUI.

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El presidente estadounidense, Barack Obama, hará, a finales del próximo marzo, su primera gira regional tras dos años en el poder y apenas tres países serán visitados: Brasil, Chile, El Salvador.


El criterio de la visita en este esfuerzo diplomático de los Estados Unidos, en un año que nuevos presidentes en el continente fueran elegidos, puede ser apuntado para el pragmatismo: Obama quiere demostrar cuáles son los intereses y preocupaciones de la política internacional estadounidense en la región y ha seleccionado países gobernados por mandatarios que la diplomacia norteamericana considera pragmáticos lo suficiente para sintonizar con el gobierno del partido demócrata.


Según entrevista del director del centro Diálogo Interamericano, Michael Shifter, al periódico Portafolio, en pocas palabras el criterio de la visita fue: Chile por su éxito económico, Brasil por su peso geoestratégico, y El Salvador por los desafíos que supone el crimen organizado para la región.


El chileno Sebastián Piñera es un mandatario de derecha y presuntamente tiene un estilo ágil, como demostró con el rescate de los mineros, e interesa a los Estados Unidos establecer un nuevo aliado en Sudamerica, tan confiable cuanto Colombia. La antigua reclamación de Colombia por la aprobación de un Tratado de Libre Comercio, algo que Obama aún no tiene seriamente en su agenda, puede haber retirado el país de la ruta de visitas.


EN EL SALVADOR

Mauricio Funes, abiertamente un “seguidor” del modelo político del ex – presidente brasileño, Lula da Silva, y del PT, se mueve en una política bastante centrista y rotulada de pragmática, no raramente en conflicto con su proprio partido, el FMLN, organización ex – guerrillera transformada en partido político institucional después de los Acuerdos de Paz de 1992, con el fin de la guerra civil salvadoreña. Las preocupaciones en Washington sobre el alarmante nivel de inseguridad en Centroamérica han crecido mucho y la visita a El Salvador puede ser entendida como un apoyo al gobierno que está buscando combatir el problema. Según estadísticas de la Policía Nacional Civil salvadoreña, entre los meses de enero y octubre del año pasado, 3.367 personas fueron asesinadas en el país que tiene una media de 12 asesinatos diarios en una población de menos de seis millones de personas.


Además, es sabido que El Salvador cuenta con uno de los índices más altos de inmigración, particularmente a los Estados Unidos, y sus ciudadanos deben parar de abandonar su país en busca de oportunidades y poner en riesgo sus vidas al cruzar Guatemala y México, donde enfrentan atrocidades y abusos a los derechos.


Como marco previo a la visita Obama a El Salvador el gobierno de Estados Unidos discute la incorporación del país al plan Partnership to Grow , un programa de la Casa Blanca para impulsar el crecimiento económico en varios países que enfrentan estabilidad política pero fuerte estancamiento en su economía. En Centroamérica, El Salvador es el país que menos ha crecido en los últimos años y fue el más golpeado por la crisis mundial de 2008. En 2010, el crecimiento de América Latina fue de 6%; mientras que en Centroamérica el desempeño fue más modesto (3.5%), según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (CEPAL).


EN BRASIL

Brasil sigue ganando peso económico en la escena mundial, tiene su propia agenda diplomática y comercial y pretende asumir el rol de vocero del G20. El canciller brasileño, Antonio Patriota, ya declaró que los ejes de la política exterior del país no deberán cambiar radicalmente en el nuevo gobierno, de la presidenta Dilma Roussef, también del PT.


Pero la Casa Blanca apuesta en un nuevo acercamiento a Brasil a través de Roussef debido también al presunto mayor pragmatismo de la presidenta. Hay temas que unen irremediablemente a Washington y Brasilia, como el interés por las energías renovables y es posible que Obama haga público su interés en las nuevas reservas del petróleo brasileño.


Los Estados Unidos también quieren recuperar posiciones de los inversores del país en Brasil, que actualmente tiene China como su principal socio comercial. Brasil y Estados Unidos deberán firmar por lo menos diez acuerdos bilaterales, incluyendo los que tratan de ablandar barreras sanitarias para comercialización de carne y de frutas.

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