Esa dualidad ha ocurrido desde el inicio de la crisis y se ha manifestado de manera casi ridícula con el retorno de Zelaya, por cuenta el protagonismo que Brasil le ha robado a los Estados Unidos en Centroamérica.
La Secretaria de Estado de los EUA ,Hillary Clinton dijo que con el retorno del presidente Zelaya sería oportuno devolverle su puesto. Sin embargo, Lewis Amselem, embajador del Departamento de Estado ante la OEA dijo que la vuelta de de Zelaya era “irresponsable e idiota”.
La situación llegó al punto de hacer con que el embajador de Estados Unidos en Honduras, Hugo Llorens, por primera vez hable con los medios de comunicación desde que estalló la crisis política el pasado 28 de junio.
Los Estados Unidos, presionados por la revelación ante la comunidad internacional de su morosidad para actuar sobre el problema, permite que Llorens haga declaraciones como “apoyamos más que nada que se restaure la democracia en Honduras, que se restaure el gobierno legítimo”.
¡El embajador conservador tuvo que decir que los Estados Unidos quieren la restauración de Zelaya! Y eso nos es por otra razón sino una reacción a los movimientos brasileños que han puesto en evidencia la perdida de liderazgo de los gringos.
Prueba de esa preocupación con la táctica inteligente de Brasil fue otra declaración en la misma entrevista al periódico hondureño El Heraldo:
“es importante que nosotros pensemos mucho que la solución de Honduras no lo decide una solución norteamericana impuesta por Estados Unidos o una solución sudamericana. “
A qué solución sudamericana se refiere Llorens? Brasil, para el rechinar de dientes en Washington, va ganando espacios en Centroamérica y consolidará su liderazgo en el hemisferio si lograr, como parece que va, definir la crisis en Honduras a través de la diplomacia.
Pero la midia corporativa brasileña, obcecada en abandonar el raciocinio lógico para asumir la locura golpista de Roberto Micheletti, parece menos motivada por el problema per se y más interesada en probar que Brasil se ha equivocado al abrigar el presidente Zelaya en la Embajada en Tegucigalpa y garantizarle la vida.
Uno de los mayores periódicos brasileños, Folha de São Paulo, ha publicado un artículo en su edición de primer de octubre donde intenta vender la idea que son los Estados Unidos que están por detrás de los avances hacia el dialogo y la resolución en Honduras. Respaldan un análisis en que, por cuenta de las amenazas de retaliación comercial al país centroamericano, los golpistas empiezan a retroceder. Según la teoría bizarra del periódico de Brasil, el gran elemento responsable de presión pro-dialogo en Honduras seria el corte norteamericano de las importaciones hondureñas, en lugar del contexto creado por Brasil al aceptar Zelaya en su embajada.
Sin embargo, el ministro de relaciones exteriores Celso Amorim y el gobierno Lula han conquistado el apoyo de la comunidad internacional, de la ONU y de la propia OEA. Los Estados Unidos tendrán que tragarse un Brasil creciendo en influencia, respetado y que cambia el juego de las relaciones internacionales.
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