Silvio Rodriguez solo existió una vez en El Salvador, en un día que solo existe a cada cuatro años. Es decir, hoy hace exactamente cuatro años de su concierto literalmente histórico en el completo, y casi en transe, estadio “Magico Gonzalez”, en San Salvador.
Yo estaba allí. Llevaba un par de días de haber llegado al país desde una de las principales capitales del mundo para ir a vivir, tomado por la decisión-guía de mis elecciones desde entonces, en la capital del pulgarcito de América, buscar comprehender más directamente de que está hecho la sangre de la cual he sido educado a enorgullecerme desde cipote y coincidir con legitimidad mi historia personal y profesional.
El primer y, hasta la fecha, único concierto de uno de los más grandes mitos de la música latinoamericana, Silvio Rodriguez, en El Salvador fue como una recepción de honor, una calurosa bienvenida a mi curiosa y decidida llegada. Las canciones del cubano animaron los sueños de tantos hombres y mujeres que admiro en el país, y en todo el istmo - este vigoroso trozo de tierra entre el Sur y el imperio de historias tan intensas como muchas veces olvidadas.
Lo he visto desde lejos, las mejores plazas son siempre las más caras, pero había un respeto en la atmosfera, mutuo, entre todos y todas que ahí estaban con el intuito de mirar y oír lo más atentamente posible el cantante. La gente actuaba como si supiesen del privilegio de ser testigo del evento, había una complicidad tacita, “si, aquí estamos, viendo a Silvio Rodriguez, lo de las canciones aquellas que cantábamos en la lucha, o para celebrar, o para recordar”.
Acompañé el concierto de hecho al lado de una imprescindible amiga, ex guerrillera, quien me ha invitado para el momento histórico. En aquel memorable concierto cantaron el público y también los caídos en la guerra, fue un tributo no solo a Silvio sino a las quimeras de una generación que hizo de su historia la característica identitária de una nación. Silvio rindió homenaje a Roque Dalton, el escritor más emblemático de El Salvador y uno de los más importantes de Centro América, a quien dedicó su concierto, con la canción “Expedición” y “Unicornio”. Roque Dalton aún sin tumba aún porque su cuerpo está desaparecido por la acción de sus victimarios.
Como ha recordado Juan José Dalton, periodista salvadoreño, hijo de Roque Dalton, en el concierto estaba prohibido filmar, pero “¿cómo prohibirles algo a los reyes de la clandestinidad y las conspiraciones?” Arriba el link de una canción en el espectáculo.
Han pasado cuatro años, y sin embargo no ha pasado ni un solo día.