Parlamento salvadoreño, en un acto sin precedentes, instauró el 24 de marzo como Día de Monseñor Oscar Arnulfo Romero; la fracción del partido derechista, ARENA, no votó y uno de sus diputados dice que Romero es una “figura política”, no espiritual.
Monseñor Oscar Arnulfo Romero (que es tambien el rostro que aparece en la foto siendo alzada por una mujer en el mural que es la portada de este blog) fue el arzobispo de San Salvador asesinado por un escuadrón de la muerte de ultraderecha en 1980, hecho que conmocionó al mundo entero y se constituyó en uno de los factores que originaron la guerra civil en El Salvador.
El 24 de marzo de aquel año Monseñor Romero acudió a dar una misa al Hospital “La Divina Providencia, en la capital salvadoreña. Estaba en el altar cuando un francotirador le disparó una bala explosiva que le entró en el pecho y le hizo estallar el corazón. El Arzobispo murió en el acto.
Romero era considerado “enemigo” y “cura comunista” por los sectores de ultraderecha que lideraban militares en retiro, grandes capitalistas y políticos anticomunistas, cuya cabeza visible era Roberto D´Aubuisson, señalado como el autor intelectual del magnicidio tras varias investigaciones nacionales e internacionales. Estos sectores después en 1981 fundan el partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), en medio de una guerra civil.
Los diputados salvadoreños, con 56 votos, establecieron el 24 de marzo como el Día de Monseñor Romero. El parlamento salvadoreño está integrado en total por 84 diputados. No todos los diputados estuvieron presentes a la hora de votar; la fracción de ARENA, fundada por D´Aubuisson, no dio los votos.
El magnicidio
Romero, quizás el más carismático de los líderes religiosos de El Salvador, fue un defensor de los derechos humanos en medio de una terrible represión militar y dictatorial que casi a diario masacraba las manifestaciones de obreros, campesinos, estudiantes y maestros que pedían justicia y libertad en las calles de San Salvador.
El 23 de marzo, el domingo antes de su asesinato, Romero hizo un llamado a las bases del ejército y de las fuerzas de seguridad: “En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión!”.
Ante el proceso de canonización que se encamina en el Vaticano para santificar a Romero, el diputado de ARENA Mario Valiente señalo que le “parece que está demasiado politizado para que lo santifiquen. Es un personaje político, no espiritual”.
El pasado 27 de febrero, cuando el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva se encontraba de visita en El Salvador y visitó la cripta de la Catedral Metropolitana, el Obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, aseguró que el Vaticano enviará a San Salvador, el 24 de marzo próximo, a un emisario que “traerá nuevas noticias”.
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