(Foto: Infosur Hoy)No, esta Honduras de Porfirio Lobo no debería volver a la Organización de los Estados Americanos (OEA).
La integrante del COPINH (Consejo de Organizaciones Populares e indigenas de Honduras), Berta Cáceres, ha alertado para el error que significa aceptar la reintegración del país a la OEA mientras siga bajo el comando del presidente elegido en un régimen de golpe militar: “esto significará permitir que un golpe de Estado se quede impune y humillará toda una nación”.
El presidente depuesto en junio de 2009, Manuel Zelaya, ha regresado ayer a Honduras bajo enorme júbilo popular después de larga batalla del pueblo en las calles y de negociones diplomáticas. A pesar de provenir de un pasado político centro-derechista, en el marco del gobierno al que llegó por el voto popular, Zelaya fue virando hacia la izquierda y generó propuestas progresistas en un país que décadas atrás funcionara como un enclave estratégico de Washington. Y precisamente por esto, ha pagado el precio del odio de los patéticos lacayos de la elite hondureña nostálgica del imperialismo estadounidense.
Obligándolo a exiliarse en República Dominicana (luego de haber estado exilado por cuatro meses en la Embajada Brasileña en Honduras) Mel Zelaya regresa luego que el actual gobierno cedió a cancelar delitos que se le habían impuesto y cumpliendo uno de los cuatro puntos que el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), había puesto como condicionante para iniciar el proceso de reconciliación.
Volvió Mel Zelaya y ratificó públicamente el "Acuerdo de Reconciliación" firmado en Cartagena de Indias (Colombia), que incluye entre sus puntos la investigación de las violaciones de derechos humanos, y la posibilidad de realizar un plebiscito para lograr la anhelada Asamblea Constituyente; cuyo intento de implementación ha sido el elemento detonador de la crisis de 2009, utilizada como excusa por la derecha para la intervención militar.
En el acto multitudinario que celebró su regreso fue presentando uno a uno a la delegación internacional que lo acompaño desde Nicaragua, reivindicando la solidaridad latinoamericana que siempre lo acompañó durante su exilio. Valoró hondamente el papel de Brasil, de Ecuador, de Argentina y por supuesto de Venezuela.
"Vamos a la búsqueda del poder de la nación y vamos a una cruzada para organizar políticamente al frente de resistencia y dar la batalla política por volver al poder y transformar a Honduras", afirmó el presidente Zelaya.
OEA SE ENCOGE DE HOMBROS
En la diplomacia del “me-aburre-los-problemas” de la OEA el retorno de Zelaya es el elemento que faltaba para la readmisión de Honduras a la organización. La formalización del reingreso está prevista para la semana próxima. Ecuador fue el único país que votó en contra con el argumento que antes hay que castigar a los responsables por el golpe.
Pero fuentes de análisis de política internacional, como el jurista Roberto Herrera Cáceres, se digna en afirmar que el Acuerdo de Cartagena, que no prevé punición a los culpados, fue una muestra de un "pacto de caballeros" y no puede ser sujeto de adiciones a lo interno de la OEA como quiere Ecuador."Se abre otra página en el país y su presencia (de Zelaya) marcará el contexto político interno, pero para la OEA y la comunidad internacional, la página quedará cerrada”, opina con tono de déspota.
El Acuerdo de Cartagena no apenas deja muchas dudas, sino respalda la impunidad para quienes atentan contra la democracia caso permita el retorno de Honduras a la OEA si ningún tipo de castigo para los perpetradores de violación de los derechos humanos.
Volvió Manuel Zelaya. Y todos los luchadores sociales de Latinoamérica lo deben festejar ya que, por encima de los acuerdos diplomáticos, esta lucha se ganó en la calle.
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Pero el mensaje más claro que expresa la consigna clásica de que “la lucha continúa” viene del COPINH : "No descansaremos hasta desmontar las estructuras golpistas que hoy están en el poder gozando de la impunidad nacional e internacional, contra lo que continuaremos alzando nuestra lucha porque somos un pueblo digno que no está dispuesto retroceder. No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos".
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